Los niños y los adolescentes son, primariamente, un asunto de familia。 Las instituciones sociales tan solo intervienen para apoyar y facilitar su adecuado desarrollo。 Lo hacen en ámbitos tan diversos como la escuela, la salud, los servicios sociales, el ocio o los espacios públicos。
Sin embargo, las familias y las instituciones fallan de vez en cuando y dejan a los menores de edad, aún dependientes, en situación de vulnerabilidad。
En estos casos concretos, el poder público interviene, a veces coercitivamente, disponiendo herramientas jurídicas y socioeducativas para supervisar y, en su caso, separar al menor de edad vulnerable de la unidad familiar que no lo ampara。
A pesar del título, el Derecho no es la única referencia de este libro, ni probablemente la principal, a pesar de las páginas que ocupa en él。
Lo es, en cambio, la búsqueda de equilibrio entre tres principios en tensión y no siempre coincidentes en casos de niños y adolescentes vulnerables: la autoridad pública protectora, el interés superior del niño y el adolescente y el derecho a la vida familiar sin interferencias ilegítimas。
Igualmente, el análisis se preocupa por la forma de enlazar la evaluación de los profesionales, basada en metodologías socioeducativas y sistemas de indicadores, y los criterios fijados por las normas jurídicas, muy exigentes, formal y materialmente, cuando se trata de desamparar a un niño o adolescente y separarlo imperativamente de su núcleo familiar。
Sin perder de vista el rigor, el trabajo también procura incorporar un cierto sentido didáctico, abreviando en lo posible los dogmas jurídicos; ilustrando la exposición por medio de ejemplos y casos prácticos, resúmenes y esquemas gráficos; desplazando buena parte de las citas jurídicas a pie de página, y añadiendo enlaces digitales a contenidos públicos disponibles en internet。
Al mismo tiempo, el estudio no se limita al contenido que se anuncia (el desamparo de los niños y los adolescentes)。 Las herramientas de prevención, precaución y seguridad de procesos también sacan la cabeza。
En último término, el libro no puede dejar de constatar que la protección jurídica de los niños y los adolescentes desamparados, a pesar de los avances profesionales y metodológicos, es una institución imperfecta, en proceso continuo de crítica, revisión, mejora y evolución。 El epílogo propone alguno de los posibles ejes de debate sobre modelos alternativos。